
La gripe aviar no se veía frenada por el calor (al contrario que la gripe común). Parece ser que la gripe A o gripe Nueva, le está pasando lo mismo.
Más que el frenazo a la expansión, que podía producir la vulnerabilidad del virus al calor, parece que lo que va a empeorarla en Otoño, no es tanto el cambio de temperatura, sino la mayor debilidad en las defensas de las personas, que sí nos vemos afectadas por los enfriamientos ambientales.
Fuentes: Redacción Médica.Com
El país (la referencia se encuentra en la edición escrita de este artículo)
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